El aloe vera es una planta cuyo gel es beneficioso

El aloe vera es una planta de la familia de las liliáceas, que procede de lugares calurosos y desérticos. Se cree que proviene de Arabia, habiendo sido introducida en zonas subtropicales y templadas, como es el caso del mediterráneo. Por lo tanto, es una planta, tipo arbusto, que necesita temperaturas mínimas de 10ºC. No toleraría menos grados que esos. Tampoco es amiga de zonas muy húmedas, por lo que se cultiva mejor en tierras secas.

Además, aguanta muy bien los rayos fuertes del sol.

Es una planta de tallo corto, con hojas largas, en forma de orejas de burro, y en cuyo interior se encuentra un gel, muy beneficioso medicalmente hablando.
Este gel se utiliza desde mucho tiempo atrás. Los chinos fueron los primeros en darle un uso positivo para la salud. Para los antiguos egipcios era la «planta de la inmortalidad». Siempre se ha dicho que Cleopatra se bañaba en leche de burra, pero no que el aloe vera formara parte de su cuidado diario personal. Y sin embargo, así era. Los cristianos la conocen con el nombre de «planta bíblica», por ser tan nombrada tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.

Se relata que Nicodemo embalsamó el cuerpo de Jesús, con una mezcla de aloe y de mirra.

Se conocen desde hace tiempo sus virtudes medicinales y cosméticas. Varios documentos históricos romanos, griegos, hindúes y árabes, así lo demuestran en el contenido de sus escritos. Por lo tanto, nada es nuevo. Ya en el pasado, había mucha sabiduría sobre el aloe vera. Pero con el paso del tiempo, todo es saber se había perdido de alguna manera, o al menos, dejado de lado. Actualmente, la conciencia popular vuelve a lo natural. Queremos saber más sobre las propiedades de productos naturales.

Es así como el aloe vera ha vuelto a tener protagonismo.

Tanto es así, que se cultiva a gran escala en China, Australia, Cuba, México, Jamaica, Kenia, Tanzania, Sudáfrica y Estados Unidos, para cubrir todas las necesidades de la industria cosmética. Pero también crece de forma salvaje en la India, en las islas Canarias, o en el sureste de la Península Ibérica. Lo interesante de esta planta es que uno mismo puede tener una en casa, plantada en una maceta de terracota. Así puede echar mano del tan preciado gel, cada vez que lo necesite para uso externo. Las hojas del aloe vera tienen una pulpa de la que se extrae ese gel brillante, por extrusión de la cara interna de sus hojas. Presenta múltiples propiedades para la piel. Sirve para preparar la piel antes del afeitado o de la depilación, ya que es antiinflamatorio. Trata las rojeces de la cara y de las piernas después de utilizar una cuchilla. Puede sustituir a una crema hidratante porque es un humectante muy eficaz.
Por su contenido en antioxidantes, trata el acné y lo erradica. También sirve de lubricante en las relaciones íntimas. Mejora, significativamente, la dermatitis seborreica y la psoriasis. Cicatriza heridas. Calma el escozor de las quemaduras solares. Y sirve de mascarilla facial, para tener una piel bonita y sin signos de fatiga. El aloe vera también ha sido cultivado desde siempre, por motivos medicinales. En efecto, son numerosos sus beneficios para

la salud interna del cuerpo humano.

Sus componentes químicos regulan el funcionamiento del intestino, mejoran úlceras duodenales y estomacales al disminuir la acidez, alivian el estreñimiento, refuerzan el sistema inmunológico y ayudan a las defensas, tienen acción cicatrizante, y neutralizan las toxinas microbianas. Incluso, el consumo del sustrato del aloe vera aporta vitaminas y minerales.
El aloe vera se cultiva, como vemos, por todas sus cualidades medicinales y cosméticas. Es un producto, cada vez más conocido y demandado.


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