Las salinas

Las salinas

Las salinas son extensiones de agua salada concentrada, en las que se la deja evaporar naturalmente, para obtener la sal. Después se deja secar para recogerla para su venta. Existen dos tipos de salinas, costeras o marítimas y las interiores, provenientes de manantiales de agua salada. Tanto de unas como de las otras, se obtiene la sal, ya sea del agua del mar o del agua subterránea que arrastra depósitos de sal, en su camino a la superficie terrestre.

Las salinas costeras suelen situarse en llanuras a nivel del mar, marismas concretamente, de manera que las eras construídas se llenen cuando sube la marea. En las salinas interiores es más difícil de encontrar terrenos vados para la ubicación de las eras, por lo que se colocan en diferentes niveles. Esas eras permiten la evaporación natural del agua salada, quedando la sal para recolectarla en unos depósitos protegidos de la lluvia, y así finalizar el secado antes de su distribución. Las salinas son explotaciones que existen desde antes de los romanos, por la extensión del uso de la sal como método de conservación de los alimentos. Así pues, las salinas eran un bien preciado en aquella época. Desde el siglo XX hasta hoy, las salinas han ido disminuyendo por encontrar otras formas de conservar los alimentos.

Aún así, se mantienen principalmente las salinas costeras cuyos costes de producción son menores.

Varias salinas a lo largo de la geografía mundial siguen activas, produciendo sal para cubrir la demanda mundial. Es el caso de Chile con sus Salinas de Cáhuil, o Sexta Región, el de Argentina con sus Salinas Grandes, o Salinas del Bebedero, o el de España con varias salinas muy activas. Unas de las más importantes son las Salinas de la Mata y Torrevieja, las de Santa Pola(Alicante), o las de San Pedro del Pinatar(Murcia). Pero también se produce sal en las Salinas de Isla Cristina(Huelva), en las de Janubio(Lanzarote), o en las de la Bahía de Cádiz. Asimismo permanecen en su lugar de origen, varias salinas actualmente inactivas. En particular, en el norte de Guadalajara se concentran unas doce salinas en desuso. España es una gran exportadora de sal, dirigida fundamentalmente a países del norte de Europa, o a Canadá y Estados Unidos.

Las salinas de Torrevieja, en Alicante, son una gran industria.

Producen grandes cantidades de sal, las cuales son visibles desde la carretera. Grandes montañas de sal se imponen, majestuosas, ante nuestros ojos. Esta producción de sal cubre gran parte de la demanda española y mundial. Varios países de Europa importan este condimento tan común. Noruega, por ejemplo, utiliza la sal para salar el bacalao en el momento del secado. Y países fríos como Canadá o Estados Unidos, requieren este producto para sus inviernos. La sal es primordial en aceras, carreteras, accesos a viviendas o comercios, para deshacer la nieve y el hielo, y así facilitar el desplazamiento en coche, o andando. Camiones de toda España, y barcos venidos de esos países se acercan a las salinas para abastecerse de este elemento tan necesario y económico. Además de utilizarse para producir sal, las salinas son también aptas para el público. Gran cantidad de personas acuden a las salinas para darse barros en zonas dolorosas de su cuerpo, y una vez el barro seco, quitárselo con las aguas saladas de las lagunas. El color rosado de éstas demuestra la alta concentración de sal, que sus aguas contienen. De hecho uno flota tumbado en el agua, debido a esa alta densidad. Por los diversos usos de la sal y su bajo coste, las salinas marítimas están siempre en funcionamiento. No decaen, al ser una industria para diversas aplicaciones en España, y en el extranjero.


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