isla-de-tabarca

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La isla de Tabarca es una isla de pequeñas dimensiones, bañada por el mar Mediterráneo. Su superficie no supera las treinta hectáreas, siendo su longitud máxima de 1800 m y su anchura máxima de 450 m. Se encuentra en las cercanías de la costa alicantina, concretamente a 22 km. Es la isla más grande de la Comunidad Valenciana, y la única habitada. Geográficamente, se estrecha de forma acusada en su mitad oeste, situándose allí el puerto y las dos playas.

Ese istmo separa la ciudad de Tabarca del resto de la isla.

Las construcciones que forman la ciudad, se hallan en la parte occidental del islote. Es un lugar de vegetación escasa. No tiene árboles. Su forma plana es fruto de la erosión del mar, que ha labrado la isla desde el siglo IV. Aunque actualmente, apenas hay población en esta pequeña superficie(unos 60 habitantes), unos hallazgos materiales romanos indican la presencia de habitantes en aquella época tan lejana. Sin embargo no se han localizado indicios de construcciones, que aseguren la presencia de una población estable y duradera. Se cree, más bien, que todo fue de paso. No fue hasta el siglo XIII cuando se sintió la necesidad de construir una fortificación en aquel lugar tan solitario. Pero fue a partir de 1760, cuando comenzaron las primeras obras de edificaciones, bajo la orden del conde de Aranda, con el fin de colonizar la isla. Es así que empezó la historia de la actual isla de Tabarca en 1768. Carlos III consiguió poblar el lugar con 69 familias de origen ligur.

A cada familia le fue entregada formalmente, una casa numerada.

Además de esta donación, se otorgó a los nuevos colonos privilegios y exenciones, como por ejemplo, el no hacer el servicio de las armas, o la exención de pago de impuestos que todos los pueblos de la monarquía debían pagar. Las primeras casas se terminaron en 1770, año en el que los primeros tabarquinos se instalaron en su nuevo hogar. También se construyeron murallas, baterías, baluartes, puertas, almacenes y glacis. La formación de esta nueva ciudad concluyó con el levantamiento de caballerizas, de la iglesia, de la Casa del Gobernador y de las Casas del Ayuntamiento, por si algún día lo tuviese. Ese día nunca llegó, ya que la isla pertenece a Alicante. En 1850 empezó el declive de la isla, quedándose de nuevo vacía. Hubo que esperar a la década de los 60, para recuperar una cierta actividad en esa isla olvidada. A partir de 1980, se hicieron trabajos de restauración de los edificios ya existentes, como las murallas, el faro y la Casa del Gobernador.

En 1983 se declaró la isla, reserva marina, para conservar su fauna y flora.

En 1970 llegó a tener una población de 242 habitantes. Actualmente no supera los 60 miembros. Este importante descenso demográfico se debe a la economía precaria de la isla, la falta de servicios, y las ganas de un futuro laboral mejor en la península. Los habitantes restantes viven sobre todo de la pesca y del turismo. Para fomentar ese turismo, se organizan cruceros cortos, de ida y vuelta, en barcos pequeños hasta la isla de Tabarca. Hay líneas regulares desde Alicante, Santa Pola, Guardamar de Segura y Torrevieja. Una vez en la isla se puede pasear por su calle central, donde hay, principalmente, restaurantes para comer o tomar algo, y tiendas de «souvenirs» de su paso por la isla. Incluso cabe la posibilidad de darse un chapuzón en las dos playas oficiales que hay en la isla, o visitar la muralla con sus tres puertas, la Iglesia de San Pedro y San Pablo, el faro, la Torre de San José, o la Casa del Gobernador. También hay una reserva marina y la cueva de Llop Mari. La isla de Tabarca es un lugar pequeño, pero con un cierto encanto.


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